El pasado día 16 de septiembre, aprovechando la estancia entre nosotros del Padre José Antonio Márquez, y coincidiendo con el 90 aniversario de su nacimiento, le ofrecimos un emotivo y cariñoso homenaje conjunto: la Fraternidad de Capuchinos, la Asociación Paz y Bien, la Fundación TAU y los Antiguos Alumnos del Seminario Seráfico de Antequera.
Como todos sabéis, el padre J. Antonio Márquez desarrolló una importante labor social en Centroamérica, especialmente en El Salvador y Guatemala, donde impulsó una auténtica transformación de las áreas más empobrecidas. A él se debe la obra social “El Martinico”, la creación de Cáritas Arquidiocesana, así como la construcción del primer hospital Materno infantil Juan Pablo II. Gracias a su trabajo, se convirtió en pilar importantísimo para la implantación de la orden capuchina en Centroamérica. En el plano devocional, debemos subrayar que Fray José Antonio, siguiendo la estela del Padre Esteban de Adoain, fue impulsor y difusor en Centroamérica de la devoción a la Divina Pastora, tan entrañable para todos nosotros.
También fue especialmente importante su trabajo, a su regreso a Granada, para gestionar la administración de la obra social de Fray Leopoldo de Alpandeire, en cuyo período tuvo el gran evento de la beatificación de Fray Leopoldo, estando presente en todos los hitos de tan gozoso acontecimiento para la familia franciscana y capuchina.
Pero si en algo debemos ensalzar su trabajo en Granada ha sido por la construcción del nuevo hogar “Fray Leopoldo”, considerado en la actualidad como una de las residencias para mayores más modernas de España.
Al conocer su cumpleaños, muchísimas entidades y amigos de Guatemala se han adherido a esta celebración, recogiéndose todos sus testimonios en un video que presentamos antes de la Sagrada Eucaristía.
Fray José Antonio Márquez ha sido, desde siempre, colaborador y fuente de inspiración para la Asociación Paz y Bien en Guatemala, pues su impulso sirvió para que nuestra Entidad pudiese alcanzar unos objetivos de enorme dificultad. Su permanente ejemplo sirvió para que el padre Fray Rafael Pozo abriera nuevas vías de transformación de la sociedad guatemalteca.
El padre Márquez es, sin duda, una figura capital en la gran comunidad capuchina, y es motivo de desbordante alegría poder haber contado con su presencia estos días en el Convento de la Divina Pastora, en Sevilla, y haber podido compartir con tantos amigos la celebración de su 90 aniversario.