La Cuaresma. Pongámonos en marcha
El símbolo de la ceniza está muy ligado a la tradición bíblica. Desde el Antiguo Testamento hay señales de la utilización de este desecho para reconocer nuestra condición de caducidad como seres humanos y para recordar el pecado contra el que diariamente debemos luchar. La ceniza, es el símbolo que acompaña al pueblo de Dios para manifestar públicamente su deseo individual y colectivo de querer volver al rumbo perdido.
Dios a lo largo de la historia llama al camino de la Vida a los seres creados por Él. Esto sucede cuando hombres y mujeres nos hemos alejado del camino de Dios. La voz del profeta no se hace esperar: anuncia un tiempo de penitencia, un tiempo para volver a Dios. Joel le recuerda al pueblo que Dios es compasivo y misericordioso, pero que exige cambios profundos de vida para el bien del individuo que se revierte en bien comunitario.
La ceniza no es otra cosa sino un signo externo de lo que debemos hacer en nuestro interior. Dios nos está buscando constantemente como en el pasado hizo con el pueblo de Israel. Nosotros como Iglesia tenemos que cambiar nuestras estructuras mentales y comenzar el camino de la conversión.
Con este día se inaugura la cuaresma, el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la pascua. Es tiempo de gracia es «tiempo de salvación», como nos recuerda el apóstol Pablo. El camino de la cuaresma es el camino hacia el encuentro de la Vida. Dios no quiere que ninguna persona se pierda, por culpa de la sociedad o por culpa de su propia corrupción individual. Dios nos ha llamado a todos sin excepción para que asumamos un compromiso real con la vida y demos cambios cualitativos y obras de «penitencia»: arrepentimiento, humildad de corazón, compunción, petición de perdón a los hermanos a quienes hemos ofendido…
A partir de hoy quedan 40 días de preparación para la Pascua. Comienza así una «cuenta atrás» que nos debe hacer mirar hacia la meta: la celebración central de todo el año, la vigilia pascual.
Pongámonos en marcha. Subamos a Jerusalén, a la Pascua del Señor, el Buen Pastor y sigamos el ejemplo de nuestra Bendita Madre, la Divina Pastora, en su cayado está el apoyo y en su manto el cobijo cuando pese la penitencia.