julio 2024

Fiesta de las Santas Justa y Rufina

Los datos sobre la vida de estas dos santas (Justa y Rufina) son antiguos, e inscripciones de los siglos VI y VII recuerdan sus reliquias; el Martyriologium Hieronymianum menciona sólo a santa Justa, pero el Acta Sanctorum recoge numerosos documentos relativos a las dos hermanas, tanto de martirologios antiguos cuanto de escritores más recientes, como Ambrosio de Morales, Francisco de Padilla y Antonio de Quintadueñas, entre otros.

Justa y Rufina, según la tradición, eran hermanas y se ganaban la vida como alfareras en Hispalis (Sevilla).

En cierta ocasión, en la fiesta pagana de las Adonías, una procesión de gentes que llevaban en andas el ídolo de la diosa de origen babilónico, Salambó, pasó ante su mercado y requirieron de las mujeres algunas vasijas como ofrenda a la diosa; la negativa de éstas condujo a la ruptura de varias piezas y a la destrucción del ídolo. Acusadas de sacrílegas ante el gobernador Diogeniano, fueron encarceladas y sometidas a torturas como la de ir caminando descalzas por Sierra Morena. Justa murió de hambre y tormento en la cárcel y su cuerpo fue arrojado a un pozo, y Rufina, tras amansar a un león que iba a devorarla en el anfiteatro, murió degollada allí y su cuerpo fue quemado. El obispo Sabino unió las reliquias de las dos hermanas y probablemente la hagiografía de las santas ya estaba compuesta en los siglos VI-VII. El culto fue acrecentándose, sobre todo por la Bética, como atestiguan las inscripciones, los oficios de los libros litúrgicos, los calendarios mozárabes; y la cantidad de templos y altares que se les fueron dedicando a lo largo de los tiempos, entre los que destacan el templo mozárabe de santa Justa en Toledo y la iglesia y monasterio levantados sobre las cárceles de su martirio por el rey Fernando III el Santo.

Iconográficamente se las representa juntas, vistiendo, por lo general, túnica talar al modo de las mujeres romanas, aunque sus vestimentas se han adaptado a los tiempos, como es el caso del magnífico lienzo de Goya, encargado en 1817 por el Cabildo de la catedral de Sevilla, en el que las santas aparecen ataviadas al modo de las mujeres del pueblo de la época; Sus atributos personales son los cacharros de barro rotos, a veces también un ídolo pagano mutilado y, en menos ocasiones, los símbolos de su martirio, la espada y los rastrillos de púas y un león que les lame los pies. Muchas veces, en la representación, aparece la Giralda haciendo alusión a la leyenda según la cual las santas bajaron del cielo y, apoyándose en ella, la salvaron de un violento terremoto que azotó Sevilla en el siglo XVI.

Las santas Justa y Rufina son patronas de los alfareros y también de Sevilla, e igualmente son titulares de nuestro Convento de Sevilla, del que podemos apuntar que en 1627 el arzobispo Diego de Guzmán y Benavides, ofreció una antigua capilla consagrada a las Santas Justa y Rufina para que los frailes capuchinos, fundasen el octavo convento en la provincia de Andalucía. Según la tradición, las santas mártires fueron martirizadas en este paraje. 

Fray Francisco de Jerez en 1665 encarga a Bartolomé Esteban Murillo el conjunto pictórico devocional de la iglesia conventual, para la cual realiza 22 lienzos. De este conjunto, del cual la mayoría de los lienzos se encuentran actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, destacaremos la representación de las Santas cuya Fiesta Litúrgica celebramos hoy 17 de julio.

 

 

– Elena Sainz Magaña. Real Academia de la Historia

– Antonio Valiente Romero. Archivero Convento de Capuchinos de Sevilla

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30 AÑOS ACOMPAÑANDO A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

La Fundación Tutelar TAU, promovida por la Asociación Paz y Bien, nace en 1994 para proteger y apoyar a todas aquellas personas con discapacidad carentes de un núcleo familiar, con el objetivo de separar la representación legal de los servicios residenciales.

El nombre TAU es tomado de la última letra del alfabeto hebreo, usada por San Francisco de Asís como símbolo de humildad. Es la primera entidad tutelar de personas con discapacidad intelectual promovida en Andalucía. Su naturaleza es privada y sin ánimo de lucro.

En poco tiempo, TAU extiende su actuación a muchas otras instituciones externas a la propia Asociación Paz y Bien y comienza a apoyar a personas que residen de manera independiente en sus propias viviendas.

El camino recorrido por la Fundación Tau a lo largo de estos 30 años está marcado por su compromiso con el pleno desarrollo de la persona, teniendo siempre como referencia la defensa y la protección de sus derechos. Entre los principales servicios que la entidad ofrece en la actualidad –además de los apoyos prestados–, destacan los de orientar y asesorar al entorno de las personas con discapacidad intelectual; el asesoramiento jurídico y social a las personas y a sus familiares; el proporcionar una cobertura jurídica, social y afectiva a la persona y la cooperación con el entorno y su sensibilización.

El compromiso de TAU durante este periplo se encuentra avalado por las cifras, ya que su labor no sólo se ha mantenido en el tiempo, sino que se ha intensificado en los últimos años. Actualmente TAU asiste a más de 400 personas y cuenta con la labor profesionalizada de 20 trabajadores y la colaboración de 30 voluntarios.

 

TAU, entidad fundadora

TAU es una de las 13 organizaciones que forman parte del grupo de entidades que promovieron en 1995 la creación de la Asociación Española de Fundaciones Tutelares (AEFT), hoy LIBER. En su recorrido conjunto, ambas organizaciones destaca por compartir la independencia –entre las entidades prestadoras de servicio y las fundaciones de apoyo– como un valor esencial en ejercicio de la tutela y buscar las mejoras que ambas entidades consideran vinculantes en la atención a personas con discapacidad intelectual. Todo ello con el principal objetivo de incrementar su calidad de vida e inclusión como ciudadanos de pleno derecho.

 

Una figura de referencia

Entre las personas de referencia de la Fundación TAU, destaca la figura de Fray Rafael Pozo Bascón, fundador de la Asociación Paz y Bien y miembro del equipo promotor de la entidad tutelar. Pozo Bascón, presidente de la institución desde sus inicios, ha contribuido de manera especial en el diseño y puesta en marcha de los recursos especializados para las personas con discapacidad intelectual en la Comunidad de Andalucía, así como también en el reconocimiento y defensa de sus derechos.

Desde el comienzo, TAU ha promovido los cambios sociales y legales para que las personas con discapacidad queden integradas en la sociedad sin etiquetas ni actos discriminatorios y tengan una imagen normalizada y positiva. En todas las reformas normativas, como la lucha por el sufragio, la libertad sexual y la importante reforma de 2021, TAU ha sido interlocutor esencial a la hora de dar forma a esa nueva visión que ha sido implantada en la sociedad.

Pero esta labor no nació con la intención de ser desarrollada en solitario. En estos 30 años, la Fundación TAU ha incorporado en su camino a todo tipo de instituciones públicas y privadas, como las universidades, las administraciones y los colegios profesionales, formando con ellos un frente común en la lucha contra la discriminación y en pos de la máxima integración de las personas con discapacidad como ciudadanos de pleno derecho.

Tanto en su actividad ordinaria como en los diferentes eventos que TAU ha organizado, ha sido siempre el objetivo esencial que la persona con discapacidad sea sujeto y no objeto, colocándola en el centro de cada una de sus actuaciones.

Foto: Entrega de reconocimiento a una mujer con discapacidad apoyada por TAU, en el transcurso de la Gala de Celebración del 30º Aniversario, celebrada el pasado 23 de abril de 2024.

Antonio Muñoz Maestre.- Dpto. Comunicación Fundación tau.

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