Convento de Capuchinos de Sevilla

 

Nuestra Historia

Nuestra Historia. Convento de Capuchinos de Sevilla

Los Hermanos Capuchinos somos una Orden Religiosa que forma parte de la Familia Franciscana, concretamente una de las tres reformas surgidas de los frailes de San Francisco.

Estas tres reformas son: los Hermanos Menores Conventuales, los Hermanos Menores Observantes y los Hermanos Menores Capuchinos. Son ramas de la Familia Franciscana, autónomas, iguales en la raíz y en el tronco, diversas en su fisonomía externa, estilo y talante.
Es la riqueza de la pluralidad en la unidad querida por Cristo.
Los Franciscanos Capuchinos surgimos a partir de la experiencia de renovación de Fray Mateo de Bascio, Rafael y Ludovico de Fosombrone, en 1528.
Tenemos por fundador al propio San Francisco de Asís, y por espiritualidad la espiritualidad franciscana.

Nuestra Historia. Convento de Capuchinos de SevillaLos primeros Capuchinos subrayaban la vida de oración, pobreza, austeridad y fraternidad. Querían imitar a Francisco de Asís hasta en su porte externo; por eso iban descalzos, usaban barba y llevaban una túnica con una larga capucha puntiaguda. De aquí su apelativo de “Capuchinos”, simplemente por la reposición que hacían del hábito original, en que destacaba un simple capucho largo. En el siglo XVIII los Capuchinos llegaron a ser más de 34.000. Hoy somos en el mundo alrededor de 11.000 Hermanos y estamos presentes en 99 países de los cinco continentes.

La provincia de Andalucía se origina como consecuencia de un primer período en el que fue custodia desde 1625 a 1636, como resultado de una separación de la provincia castellana. La dificultad que existía para realizar las diferentes visitas rutinarias por la enorme extensión del terreno que abarcaba Castilla y Andalucía, impulsó este hecho. El escaso número de conventos existentes en el amplio marco geográfico andaluz, originó la fundación de una serie de conventos a partir de finales de la década de 1620, que dio como resultado la fundación de la actual provincia capuchina de Andalucía, autorizada por Urbano VIII en agosto de 1636. Durante los pasajes epidemiológicos de este siglo la comunidad de Sevilla jugó un papel importante en la vida social de la ciudad ya que se dedicaron a asistir a los enfermos, tanto en las calles como en los domicilios particulares.

Nuestra Historia. Convento de Capuchinos de SevillaDurante los años 1808 a 1812, ante la francesada, toda la Provincia sufrió el ataque y expropiación de la que hicieron gala los de Napoleón, hasta reunirse todos los que aún quedaban en la Península en el convento de Cádiz. La provincia de recuperó y se autoabasteció tras el capítulo provincial celebrado en Sevilla el 19 de agosto de 1814, renovándose todos los cargos importantes en la Orden. Durante el Trienio Liberal muchos conventos fueron suprimidos en toda España.

La Desamortización de 1835 suprimió la Orden, obligando a los frailes a abandonar los conventos y a laicizarse. Tras este proceso, la vuelta de los religiosos capuchinos a sus respectivas casas se inicia en 1877 en Antequera, cuna de la restauración en la Península. En un primer momento, dada la debilidad de las provincias andaluzas y valenciana, se aúnan las dos dando lugar a la Provincia de Toledo en 1890. No obstante, el peso histórico de ambas provincias, hizo que esta unión únicamente se estableciera por necesidad de supervivencia. Al poco tiempo, en septiembre de 1898, se vuelven a separar comenzando una nueva etapa por separado. La provincia de Andalucía vino a tener el título de Provincia de la Santísima Inmaculada Concepción e incorpora en ese momento los conventos de Sevilla, Granada, Antequera y  Sanlúcar de Barrameda.

Nuestra Historia. Convento de Capuchinos de SevillaEl proceso vivido entre 1892 a 1936, experimentó un importante aumento de la nómina de frailes, así como una intensa expansión territorial y el salto a la República Dominicana llevando a cabo las misiones capuchinas.

De nuestra casa de Sevilla podemos apuntar que en 1627 el arzobispo Diego de Guzmán y Benavides, ofreció una antigua capilla consagrada a las Santas Justa y Rufina para que los frailes capuchinos, fundasen el octavo convento en la provincia de Andalucía. Según la tradición, las santas mártires fueron martirizadas en este paraje.

Fray Francisco de Jerez en 1665 encarga a Bartolomé Esteban Murillo el conjunto pictórico devocional de la iglesia conventual, para la cual realiza 22 lienzos. La mayoría de los mismos se encuentran actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

En este convento nació la advocación mariana de la Divina Pastora, de la mano de fray Isidoro de Sevilla en 1703, quien tuvo la “idea predicable” de presentar a la Virgen María en traje de pastora. Se inició así un culto y devoción mundial. Asimismo en él tomaron el hábito y profesaron tanto el beato Diego José de Cádiz como el venerable fray Leopoldo de Alpandeire. Tanto Fray Isidoro como su maestro Fray Pablo de Cádiz, su compañero de fatiga Fray Luis de Oviedo o el mismísimo “Apóstol de España” el Beato Diego José de Cádiz, dedicaron gran parte de su vida a las predicaciones populares, recorriendo gran parte de la geografía andaluza y española.

Nuestra Historia. Convento de Capuchinos de SevillaDurante el siglo XIX la vida conventual se ve mermada, como hemos visto antes, primero por la invasión francesa y a continuación por la desamortización de Mendizábal. En la década de los noventa del comentado siglo, ya restaurada la Provincia, la casa comienza a tener peso dentro de la geografía capuchina.

En el año 1900 se funda El Adalid Seráfico, tras el Acta Provincial celebrado en Sevilla. La propuesta fue erigida por el padre Ambrosio de Valencina, quien además levantó una pequeña imprenta junto a la iglesia conventual. La revista nace con el objetivo de contestar a la “mala prensa”, refiriéndose a la prensa liberal, y crear un espacio de información católica y demás géneros.

Nuestra Historia. Convento de Capuchinos de SevillaDurante los episodios revolucionarios de los años 30, el Convento es asaltado y posteriormente amenazado durante cinco días para quemarlo o bombardearlo, finalmente no se cumplieron las amenazas de la turba.

A finales de la década de los ochenta, la iglesia y varias dependencias del Convento se ven obligadas a ser sometidas a un proceso de restauración a fondo: cubiertas, espadaña, terrazas o sacristía fueron algunas de esas zonas intervenidas. Estas obras dotan a la casas de la imagen con la que ha llegado a nuestros días.

Desde el 4 de octubre de 1989 la iglesia conventual es parroquia, puesta bajo la advocación de la Divina Pastora.

 

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