Coronación canónica de la Divina Pastora de las almas de Málaga
El pasado 5 de octubre, la ciudad de Málaga y sobre todo su barrio de Capuchinos, vivieron una de las jornadas de mayor gozo que se recuerdan en los últimos tiempos. La devoción y el cariño de varias generaciones de malagueños veían como su amor se volcaba en forma de corona de oro en las benditas sienes de la imagen que tallara Montes de Oca. Una advocación profundamente arraigada en el barrio de Capuchinos y en la ciudad desde el siglo XVIII.
Llama mucho la atención que el cariño y el respeto hacia la Orden sea mayúsculo aunque no exista la presencia capuchina desde la exclaustración y desamortización de Mendizábal de 1835. En el barrio que tiene por patrona a la Divina Pastora encontramos la calle Capuchinos, la plaza de Capuchinos y la Alameda de Capuchinos, además las calles San Félix de Cantalicio y Divina Pastora. Nombre de la Santísima Virgen que también comparten el Colegio Diocesano y la Parroquia, antigua iglesia conventual.
La catedral de la capital de la Costa del Sol fue el epicentro mariano de aquella mañana. Gozo exultante entre los pastoreños locales y los venidos desde otros lugares de Andalucía y Melilla. Representadas las hermandades de Capuchinos de Sevilla y Córdoba, Primitiva y Santa Marina, Triana, San Antonio, Padre Pío, Cantillana, Motril, Gójar, Cártama, San Fernando, San Dionisio de Jerez de la Frontera, Chiclana y Melilla, fueron estas, no solo testigos, sino que realmente participaron de la inmensa alegría de ver coronada a la Madre del Buen Pastor. Como indicaba el Hermano Mayor de la Congregación malagueña, al recibir el regalo que le entregaba nuestra Hermandad de la Cuna de la Devoción Pastoreña: «Hoy no se corona solamente a la Divina Pastora de Málaga, hoy se corona por tercera vez a la Advocación, hoy os hemos sentido verdaderamente hermanos nuestros, hoy la Devoción a la Divina Pastora de las almas está de fiesta».
La Orden de HH. MM. Capcuhinos estuvo representada por el Ministro Provincial Fray Carlos Coca y por el Guardián de nuestro Convento de Sevilla Fray Antonio Vázquez, teniendo gran importancia el primero ya que fue el portador de la corona del Pastorcito en el momento previo al rito. Con la corona de la Bendita Madre hicieron lo propio las Hermanas Clarisas, herederas de la casa capuchina tras la desamortización, por gracia del entonces Obispo de Málaga y hoy Beato Marcelo Spínola.
En torno a las 12:30 del mediodía el Sr. Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá imponía las áureas preseas sobre las benditas sienes del Redentor del Mundo, el Buen Pastor, y de la Corredentora, la Divina Pastora de las almas, dejando escrito un glorioso capítulo para la historia de la Congregación y de la Advocación.
Por la tarde y rodeada de una multitud abrumadora comenzaba la Solemne procesión de Gloria que duraba hasta bien entrada la madrugada pero que no decayó en ningún momento en cuanto al número de fieles que acompañó a la Santísima Virgen.
Quede pues esta jornada como testigo del amor a nuestra Orden pero sobre todo a la Advocación que naciera de manos de Fray Isidoro de Sevilla en nuestro Convento aquel 24 de junio de 1703.