octubre 2024

Coronación canónica de la Divina Pastora de las almas de Málaga

El pasado 5 de octubre, la ciudad de Málaga y sobre todo su barrio de Capuchinos, vivieron una de las jornadas de mayor gozo que se recuerdan en los últimos tiempos. La devoción y el cariño de varias generaciones de malagueños veían como su amor se volcaba en forma de corona de oro en las benditas sienes de la imagen que tallara Montes de Oca. Una advocación profundamente arraigada en el barrio de Capuchinos y en la ciudad desde el siglo XVIII.

Llama mucho la atención que el cariño y el respeto hacia la Orden sea mayúsculo aunque no exista la presencia capuchina desde la exclaustración y desamortización de Mendizábal de 1835. En el barrio que tiene por patrona a la Divina Pastora encontramos la calle Capuchinos, la plaza de Capuchinos y la Alameda de Capuchinos, además las calles San Félix de Cantalicio y Divina Pastora. Nombre de la Santísima Virgen que también comparten el Colegio Diocesano y la Parroquia, antigua iglesia conventual. 

La catedral de la capital de la Costa del Sol fue el epicentro mariano de aquella mañana. Gozo exultante entre los pastoreños locales y los venidos desde otros lugares de Andalucía y Melilla. Representadas las hermandades de Capuchinos de Sevilla y Córdoba, Primitiva y Santa Marina, Triana, San Antonio, Padre Pío, Cantillana, Motril, Gójar, Cártama, San Fernando, San Dionisio de Jerez de la Frontera, Chiclana y Melilla, fueron estas, no solo testigos, sino que realmente participaron de la inmensa alegría de ver coronada a la Madre del Buen Pastor. Como indicaba el Hermano Mayor de la Congregación malagueña, al recibir el regalo que le entregaba nuestra Hermandad de la Cuna de la Devoción Pastoreña: «Hoy no se corona solamente a la Divina Pastora de Málaga, hoy se corona por tercera vez a la Advocación, hoy os hemos sentido verdaderamente hermanos nuestros, hoy la Devoción a la Divina Pastora de las almas está de fiesta»

La Orden de HH. MM. Capcuhinos estuvo representada por el Ministro Provincial Fray Carlos Coca y por el Guardián de nuestro Convento de Sevilla Fray Antonio Vázquez, teniendo gran importancia el primero ya que fue el portador de la corona del Pastorcito en el momento previo al rito. Con la corona de la Bendita Madre hicieron lo propio las Hermanas Clarisas, herederas de la casa capuchina tras la desamortización, por gracia del entonces Obispo de Málaga y hoy Beato Marcelo Spínola.

En torno a las 12:30 del mediodía el Sr. Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá imponía las áureas preseas sobre las benditas sienes del Redentor del Mundo, el Buen Pastor, y de la Corredentora, la Divina Pastora de las almas, dejando escrito un glorioso capítulo para la historia de la Congregación y de la Advocación.  

Por la tarde y rodeada de una multitud abrumadora comenzaba la Solemne procesión de Gloria que duraba hasta bien entrada la madrugada pero que no decayó en ningún momento en cuanto al número de fieles que acompañó a la Santísima Virgen. 

Quede pues esta jornada como testigo del amor a nuestra Orden pero sobre todo a la Advocación que naciera de manos de Fray Isidoro de Sevilla en nuestro Convento aquel 24 de junio de 1703. 

 

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Homenaje de los Antiguos Alumnos del Seminario Seráfico de Andalucía a Fray José de Sanlúcar de Barrameda 

El pasado 5 de octubre y en su tierra natal nuestro querido Fray José fue homenajeado por su vida religiosa y su actividad social, dentro de los actos del XVII Encuentro de la Asociación Francisco de Asís de los antiguos alumnos del Seminario Seráfico de los Hermanos Menores Capuchinos de de Andalucía. 

José Martín González nació el 20 de enero de 1942, a los quince años ingresó como postulante en el Convento de Capuchinos de Córdoba. A principio de los años 60 realiza la profesión perpetua dedicando desde entonces su alma entera a Dios, sus hermanos y todo aquel que lo haya necesitado.

Ha formado parte de las comunidades de Córdoba, Sanlúcar de Barrameda, Moguer, Sevilla, Jerez de la Frontera, volviendo a su tierra natal, donde podemos disfrutar de él. Diplomado en Teología, desarrolla sus clases como maestro de religión y como catequista en la ciudad sanluqueña, dando lugar a que alguna que otra camada de jóvenes lo aprecien y lo reconozcan como «culpable» de multitud de vivencias maravillosas.

Durante estos mas de 60 años de vida religiosa ha ostentado varios cargos de responsabilidad tanto en las casas, como en la cúpula de la conocida como Antigua Provincia Capuchina de Andalucía.

En paralelo su vida cofrade, social y comunicativa ha sido intensísima y muy reconocida tanto en Hermandades y Cofradías de toda la geografía andaluza, como en la Asociación de belenismo, como en varios medios de comunicación social, radiofónico y televisivo, a nivel de la provincia. Igualmente ha participado en prensa escrita y ha colaborado con Publicaciones Paulinas. 

Aquella mañana se mostraba a los presentes en un video, promovido por Fray Rafael Pozo, los comentarios de hermanos religiosos y de personas que estudiaron con él o fueron guiados por Fray José, Pepe como cariñosamente lo llaman algunos, en los ámbitos religioso, cofrade, estudiantil, etc. Todos los testimonios coincidían en lo importante, el fondo de la persona de Fray José, el cariño recibido de sus manos y la necesidad de este homenaje.

Tras la visualización del comentado video, Enrique Romero Vilaseco, encargado de presentar el acto, hacía entrega a Fray José de unos obsequios recordatorios del día y tras agradecer la presencia a los antiguos alumnos y la entrega dichos obsequios, tomó la palabra para contar la historia del Convento y la labor ejercida por los Capuchinos en Sanlúcar de Barrameda. Historia que fue salpicada de alguna que otra anécdota, al mas puro estilo entrañable de Fray José.

Nuestro querido hermano sanluqueño, con la emoción flotando en el ambiente y el pellizco en su garganta se despidió con unos versos extraídos de la contraportada del libro de Ignacio Larrañaga «El hermano de Asís»:

Hijos míos, salid al mundo con las antorchas en las manos.                                                                 

Colgad lámparas en los muros de las noches.                                                                                           

Donde haya hogueras, poned manantiales.                                                                                               

Donde se forjen espadas, plantad rosales.                                                                                     

Transformad en jardines los campos de batalla.                                                                                       

Abrid surcos y sembrad amor.                                                                                                                   

Plantad banderas de libertad en la patria de la pobreza.                                                                                 

Y anunciad que llega pronto la era del Amor, de la Alegría y de la Paz.

Sirva este reconocimiento y homenaje para guardar en la memoria de la Provincia la vida de este Fraile que se ganó al pueblo y estuvo al lado del mismo, fuera cual fuere su color, condición, bandera o credo. Quede pues como testimonio de un seguidor vivo del camino del seráfico Padre San Francisco y por ende de nuestro Señor Jesucristo, Pastor Bueno.

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