Devoción a la Divina Pastora de las almas


La Divina Pastora en el Arte y la Artesanía

A lo largo de los más de tres siglos con los que cuenta la Advocación encontramos innumerables piezas en los que queda estampada la impronta de los artistas y artesanos, las épocas en las que se realizaron, las corrientes y gustos con los que convivían, etc. En aquel Museo de la Divina Pastora que existiese en el recibidor grande de este Convento se pudieron admirar casi todas las disciplinas artísticas: Orfebrería, talla, pintura (sobre tela, madera, metal e incluso cristal), bordados en seda, grabados, estampas, relieves en barro.

Algunos ejemplos:

Pastora del Orbe

Pastora del Orbe

Busto de la Divina Pastora

Busto de la Divina Pastora

Camafeo con Divina Pastora

Camafeo con Divina Pastora

Cerámica con Divina Pastora

Cerámica con Divina Pastora

Cerámica con Divina Pastora

Cerámica con Divina Pastora

Escultura de la Divina Pastora

Escultura de la Divina Pastora

Estampa de la Divina Pastora

Estampa de la Divina Pastora

Grabado de la Divina Pastora

Grabado de la Divina Pastora

Medalla de la Divina Pastora

Medalla de la Divina Pastora

Pintura de la Divina Pastora

Pintura de la Divina Pastora

Pintura de la Divina Pastora

Pintura de la Divina Pastora

Pintura de la Divina Pastora

Pintura de la Divina Pastora

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Desarrollo y expansión


Expansión de la DevociónLa Devoción comienza a llegar a diferentes lugares de la geografía, en principio, donde hubiese casa capuchina y todos los lugares por donde pasara un fraile. Fray Isidoro reconoce expresamente haber fundado, además de la Primitiva de Santa Marina, las hermandades de Carmona (1706), Utrera (1707) y Jerez de la Frontera (1713). También se le atribuye la fundación de las hermandades de Cantillana (1620), de la iglesia de San Lorenzo de Sevilla (1732), Cádiz (1733), Isla de León o San Fernando (1733), Arcos de la Frontera (1736), San Lorenzo de Sevilla (1738), Dos Hermanas (1743), Almadén de la Plata, Aracena, Andújar, Alcalá la Real, Coria del Río, Arahal, Marchena, Écija, Los Palacios, Morón, Olivares, Ronda, Villafranca,  San Fernando. Fue tal el impulso del que gozó la nueva advocación, que ya en la época decimonónica, el rey Fernando VII mandó a los capuchinos misionar todos los pueblos de la península ibérica, llevando como santo y seña a la Divina Pastora. Los capuchinos la llevaron también a sus misiones en América, África, Asia y Oceanía.

Efectuó unas constituciones para la fundación de hermandades de la Divina Pastora, las cuales contaron posteriormente, con algunas adiciones particulares del beato Diego José de Cádiz.

La impresión de estampas de la imagen también fue otra actividad de suma importancia para su divulgación, llegando a protagonizar hechos milagrosos. Asimismo, se constata de su llegada al Nuevo Mundo, a través de embarcaciones que arribaban en México.

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